viernes, 21 de mayo de 2010

3ª PARTE - A LA LUZ DE LA LUNA LLENA

Después de que el limpiador nos contara la historia de la mujer del condenado, nos fuimos a la ducha y a cenar. Por la noche, al hacer buen tiempo (era el mes de junio), decidimos salir a dar un paseo por los alrededores. Bajamos al pueblo a tomar algo, pero como estábamos cansados rápidamente nos subimos al albergue.
Subíamos despacio por el cansancio acumulado del día. Entonces uno de mis amigos propuso que por qué no volvíamos atravesando el bosque en vez de subir por la carretera. Le dijimos que no, que pasábamos después de la historia que habíamos oído. Así que seguimos subiendo por la carretera, pero nos animamos a comentar la historia. Nos gustan las historias de miedo a todos mis amigos y a mi. Cuando éramos más pequeños nos dio por ver peliculas de terror y hasta alguna vez hicimos la ouija. Aunque esos tiempos ya pasaron, seguía gustándonos escuchar estas leyendas populares.

En estas íbamos, cuando llegamos al Puente, casi estábamos en el albergue. Entonces nos sentamos en unas tablas que había junto a donde empezaba el bosque. La luna llena daba mucha luz, por lo que se veía bastante bien. Un amigo se levantó para ir a orinar y entonces se quedó blanco. Nosotros miramos adonde él estaba mirando. Algo se había movido detrás de un árbol y todavía se oía un ruido seco. No nos atrevimos a ir... Al principio nos emparanollamos un poco, nos reíamos, hacíamos bromas "uh... el fantasma de la mujer", pero el caso es que estábamos un poco nerviosos todos. Ni mi amigo ni ninguno fuimos a mear en toda la noche. No sabemos qué, pero todos estábamos seguros de que habíamos visto a "alguien", no era un animal.

El caso es que nos fuimos a dormir al albergue. Al día siguiente en el desayuno, como no había mesas libres nos sentamos con una pareja joven, un chico y una chica. Hablando, les contamos que la noche antes habíamos estado tomando algo en el pueblo y después a las afueras del bosque tomando el fresco. La chica nos dijo "Ah, eráis vosotros, ¿y dónde habéis dejado a vuestra amiga?". Le dijimos que por qué decía eso, que no teníamos ninguna amiga. Entonces nos explicó que habían estado en el bosque por la noche dando un paseo y que vieron a una mujer a cierta distancia andando hacia la linde del bosque (donde se supone que estábamos nosotros). Dicen que no la distinguieron bien, a pesar de la luz que arrojaba la luna llena.

Esta es nuestra historia. Nos quedamos un poco rayados. No sabemos quién era esa mujer, pero lo que estamos seguros es que no era nadie del albergue, porque ni la pareja ni nosotros reconocimos a nadie en ese desayuno como la mujer que vimos.

Comentad qué creéis que pudo ser.

2ª PARTE - LA MUJER DEL CONDENADO

Continuo con la historia que nos iba a contar el limpiador...


En el pueblo se cuenta una leyenda de la época de los ajusticiamientos. Por aquel tiempo se condenaba a muchos inocentes por motivos de envidias, venganzas personales, tierras... Un hombre murió dejando todas sus posesiones en herencia a sus 2 hijos. Uno de ellos, el mayor, queriendo quedarse con toda la herencia para él solo, decidió tender una trampa a su hermano. Una noche robó un anillo a un dirigente eclesiástico en el Monasterio de El Paular y lo escondió en casa de su hermano menor. Las autoridades locales, por un chivatazo, descubrieron el anillo y condenaron a morir al hermano pequeño.

El día del ahorcamiento, cuando la caravana de la muerte pasaba por el Puente del Perdón, el reo pidió clemencia, pero los monjes no se la concedieron. La mujer del hermano pequeño comenzó a gritar que su marido era inocente y pidió que se buscara al verdadero culpable. Tanta era su rabia y dolor que los verdugos desataron al reo para que pudiera despedirse de su esposa por última vez. Entonces éste aprovechó para escaparse corriendo dirigiéndose al bosque finlandés.

Los monjes y soldados pasaron toda la noche buscándolo sin éxito. El hermano mayor, temeroso de que el pequeño escapara y se descubriera la verdad, se dirigió al bosque en su busca. Al llegar al lago, el hermano menor, que había estado escondido de los soldados, salió al encuentro de su hermano para pedirle ayuda. En ese momento el hermano mayor aprovechó el descuido de éste para darle con un gran palo en la cabeza, cayendo éste al suelo y empezando a sangrar.

Cometido el crimen, el hermano mayor fue a buscar a los soldados para contarles que había matado al supuesto ladrón. Al ir los monjes y soldados al lugar donde debería estar el cuerpo, no lo encontraron. Sólo había un reguero de sangre. Se siguió buscando el cuerpo durante días, pero sin éxito.

El hermano mayor, al no encontrarse el cuerpo empezó a enloquecer. Por las noches iba al bosque buscando a su hermano y rogando por su alma, pidiendo perdón por lo que había hecho. Una mañana, un campesino se le encontró ahorcado en un claro del bosque. Por lo visto, la noche antes unos malechores de la sierra le habían atracado para robarle y después le habían matado.

Pasado el tiempo comenzó a haber habladurías de que varios aldeanos habían visto en el bosque al hermano menor. Su mujer empezó a ir todas las noches al Puente del Perdón, a las afueras del bosque con el deseo de volver a reunirse con su amado. Durante años... Al final murió de pena...

La leyenda cuenta que, aún después de muerta, la mujer seguía yendo al puente y al bosque a buscar a su marido.


Cuando el limpiador acabó de contar la historia nos quedamos mudos. Nada comparado con como nos quedaríamos esa misma noche...

1ª PARTE - LA LEYENDA DEL PUENTE DEL PERDÓN

Rascafría es un pueblo cargado de leyendas antiguas. Ni yo ni mis amigos hemos creido nunca en historias de viejos, pero he de reconocer que ninguno de nosotros hemos encontrado nunca una explicación a lo que vimos (o lo que creimos ver).
Situado en plena sierra, y encontrándose el Parque de Peñalara en su límite municipal, Rascafría se trata de un ambiente perfecto para aquellos a los que nos gusta el senderismo. Es por sus variados paisajes y su historia antigua que unos amigos y yo nos decidimos a hacer una de las rutas verdes que de este pueblo parten. Para aprovechar el fin de semana decidimos quedarnos a dormir en el albergue que hay próximo al pueblo.

El albergue está situado a un par de km. de allí. Para llegar hay que subir por la carretera hasta el Monasterio de Santa María de El Paular (construido en el año 1390), y entonces torcer por un camino a la izquierda. Entonces hay que cruzar el Puente del Perdón y ya se llega al albergue. Cerca del albergue se encuentra el Bosque Finlandés de chopos y abedules, donde si nos adentramos podemos descubrir en pleno bosque un viejo embarcadero restaurado junto a un lago y, mucho más adelante un colegio antiguo abandonado.

Cuando llegamos a rascafría, mis 2 amigos y yo lo primero que hicimos fue pasar a un bar a tomarnos un café. Rápidamente hicimos buen trato con el camarero a quien contamos que veníamos a hacer una ruta. Nos recomendó varias desviaciones.

Le dijimos que en la zona había muchos lugares con nombres que hacían referencia al ARREPENTIMIENTO: Cascadas del Purgatorio, Puente del Perdón... El camarero nos contó que antiguamente en la Edad Media, había muchos ladrones por la sierra, por lo que a las autoridades y a los monjes les dieron el privilegio de "ajusticiarlos" por su propia mano. Tenían la capacidad de detener y hacer un juicio justo a los reos que hubiesen cometido un delito grave. Si el preso era decalarado culpable, se le sentenciaba a muerte y era llevado a la Casa de la Horca situada a 5 km. más arriba del Monasterio. Para ir a la Casa de la Horca y ejecutar la sentencia era necesario cruzar el Puente del Perdón. Allí, el condenado tenía la última oportunidad para pedir clemencia y ser absuelto. Si el tribunal le perdonaba, el reo cruzaba el puente y era libre. Si no se le perdonaba, se continuaba el camino hacia la horca. (Esta historia puede verificarse en la wikipedia, buscar Puente del Perdón).

El camarero continuó diciendo que fueron muchos los ajusticiados durante aquella época, incluso por cuestiones de rencillas personales, para quitarse a gente de en medio aunque fueran inocentes.

Le dijimos que ante tantas ejecuciones, seguramente habría alguna leyenda sobre algún condenado. Nos dijo que alguna había, pero que él no creía mucho...

Esa tarde hicimos la ruta hasta las cascadas del purgatorio (se la recomiendo a todo el mundo, hay dos casacadas: la primera se llega por el camino y a la segunda hay que trepar por un sendero escondido, pero es la más espectacular). Al volver al albergue había cambiado la recepcionista. Le preguntamos una vez más por las leyendas, dijo que ella no sabía ninguna porque no vivía allí, solo trabajaba. Pero que un limpiador del albergue le había contado alguna historia sobre ello.

(Hoy tengo que dejarlo. Otro día os contaré lo que nos dijo el limpiador).